Desde 2006, la película de Rhonda Byrne “El Secreto” ha popularizado el concepto de la ley de la atracción. Si este concepto de: “lo que va, vuelve”, “recoges lo que siembras”, “pide y recibirás” de hecho se conoce desde hace milenios, la mayoría de la gente no sabe utilizarlo conscientemente. Y por una buena razón, no es algo que te enseñen en la escuela.
Sin embargo, estés a favor o en contra, lo utilizas todos los días sin siquiera saberlo.
De hecho, la ley de la atracción es el gestor universal de ondas, frecuencias, vibraciones.
Y como tus pensamientos y emociones generan constantemente una señal (ondas, frecuencias, vibraciones), la ley de la atracción reacciona a ella y esto, en última instancia, crea las situaciones, eventos, personas y circunstancias de tu vida.
En otras palabras: tus pensamientos y emociones moldean tu realidad lo entiendas o no estés a favor o en contra, así funciona el universo.
Así como el agua moja, la gravedad atrae objetos hacia sí, la ley de atracción maneja frecuencias.
Y en este artículo entenderemos por qué.
La ley de la atracción y la ciencia…
Para entender bien la ley de la atracción es interesante dar un paso atrás y echar un vistazo a lo que la ciencia ha descubierto desde principios del siglo XX.
De hecho, desde los años 20, gracias a la llegada de la física cuántica y también a Einstein, sabemos que todo es energía vibrando a diferentes frecuencias.
En otras palabras, sólo hay energía, que viene en una multitud de formas con diferentes características y propiedades por ejemplo:
- Campos magnéticos.
- Electricidad.
- Atomos (112 átomos diferentes)
- Ondas de radio.
- Electrones.
- Rayos X.
- Rayos gamma.
- Rayos infrarrojos.
- Ondas gravitacionales.
- Etc.
Todo esto no es más que energía en multitud de aspectos con diferentes características/propiedades.
He aquí un ejemplo sencillo:
Si ves una farola emitiendo una luz amarilla en la calle, es porque tu cerebro detecta una onda luminosa a una frecuencia entre 570 y 585 nanómetros.
Si la frecuencia aumentara un poco más entre 585 y 620 se vería naranja. Entre 620 y 670 algo de rojo.
La energía es la misma, pero la frecuencia cambia, por eso se ve algo diferente. Es un poco como vestirse para el verano o el invierno. La ropa y el resultado final son diferentes, pero sigues siendo la misma persona.
La energía sigue siendo la misma, pero cambia de forma y apariencia, de propiedades y características.
¿Pero qué pasa con el cuerpo humano y los pensamientos?
Aquí es donde la cosa se pone muy interesante, ya que las enseñanzas de la Ley de Atracción afirman que nuestros pensamientos y emociones crean nuestra realidad. En la película El Secreto de Rhonda Byrne, se explica claramente que nuestros pensamientos emiten una señal en forma de ondas/frecuencias/vibraciones.
Así que echemos un breve vistazo a lo que la ciencia ha descubierto al respecto, ya que sería demasiado largo enumerarlo todo.
Desde 1929, los científicos han inventado el electroencefalograma, que detecta la actividad de las ondas cerebrales del cerebro (un aparato disponible en casi todos los hospitales). Así se clasificaron las ondas cerebrales en ondas Alfa, Theta, Delta, Gamma.
Demostrando así que el cerebro emite frecuencias/ondas/vibraciones.
En 2005 unos científicos inventaron un sistema para tetrapléjicos: les injertaron un microchip en el cerebro para que pudieran dirigir el ratón del ordenador con el pensamiento. (Por supuesto, el chip está conectado a un dispositivo en su silla de ruedas, que a su vez se comunica remotamente con un dispositivo conectado al ordenador.)
Pero aquí está la cosa, el chip tiene que recoger “una señal” en el cerebro basada en los pensamientos del sujeto para ser traducida a lenguaje “informático”. El hecho es que al final la persona dirige el ratón con sus pensamientos.
La conciencia del observador modifica el comportamiento de la materia física.
En clase de Física y Química te hablamos de esta conclusión… pero no nos detenemos en ella. Al fin y al cabo… no es muy útil… Entonces nos perdemos el mayor descubrimiento de todos los tiempos: la prueba de que la mente humana modifica la materia física y crea así su realidad…
Nos acercamos un poco más a lo que explica la ley de la atracción.
El experimento de la doble rendija:
El experimento de la doble rendija se realizó para comprender el comportamiento de las partículas cuánticas. Utilizando un cañón de partículas, los científicos enviaron una partícula subatómica a través de un agujero en una placa de hierro. Una vez que la partícula atravesaba el redondel salía disparada directamente hacia una pared donde terminaba su recorrido.
El resultado: “un chapoteo” en la pared, como si le hubieran lanzado un huevo.
Repetían el experimento, pero esta vez enviando una onda para ver si el resultado era diferente. Una vez enviada la onda, ésta también atravesó el agujero de la placa y corrió hacia la pared.
El resultado: en la pared aparecieron líneas verticales y paralelas.
Hasta aquí nada muy sorprendente, ya que querían ver las diferencias entre enviar una onda, o una partícula subatómica. Una vez establecido esto, siguieron adelante.
Entonces se les ocurrió modificar la placa metálica y añadir un segundo agujero junto al otro y repitieron el experimento. Enviaron una onda y éstas, como era de esperar, pasaron por ambos agujeros.
El resultado era predecible: el doble de líneas verticales en la pared.
Luego vino el experimento con la partícula subatómica y aquí los científicos se preguntaron ¿por qué agujero pasaría la partícula? ¿El de la derecha o el de la izquierda? Excepto que la partícula no es inteligente, no sabe que hay dos agujeros…. Entonces, ¿qué iba a pasar?
Entonces enviaron la partícula y al pasar por uno de los dos agujeros, desapareció… y el resultado en la pared fueron líneas verticales paralelas.
En otras palabras, la partícula se había convertido en onda ANTES de atravesar los 2 agujeros…
Los científicos se quedaron perplejos… ¿Cómo podía ser? Tras devanarse los sesos con este experimento, llegaron a la siguiente conclusión:
La conciencia del observador modifica el comportamiento de las partículas subatómicas.
Desde hace casi 100 años, el experimento ha sido replicado innumerables veces por diversos centros de investigación y la conclusión es siempre la misma.
Segundo experimento: ADN
“.Científicos estadounidenses decidieron emprender un estudio poco habitual.
Para tomar ADN de un sujeto (saliva). A continuación, conectar al paciente a un detector de frecuencias ultrasensible.
Ponerle delante de un televisor y reproducir un montón de imágenes para provocar en el paciente varios estados emocionales. Pero…
Decidieron conectar la muestra de ADN a otro detector de frecuencias ultrasensible en otra habitación del edificio y comenzaron el experimento.
Y esto es lo que observaron:
Cada vez que el paciente cambiaba su estado emocional, su detector podía notar precisamente ese cambio. Pero aún más potente, al mismo tiempo que el detector del paciente registraba estos cambios de frecuencia, el detector de ADN hacía lo mismo mientras se encontraba a 50 metros de distancia en otra planta del edificio…
Al final del experimento, los científicos comprobaron que estos cambios se producían precisamente en el mismo momento. Es decir, el registro de los dos detectores que tiene lugar instantánea y simultáneamente sin ningún retraso de tiempo.
Los científicos pensaron entonces que la información se transmitía del individuo a su ADN a la velocidad de la luz y que por eso no había retraso entre la información registrada por los dos detectores.
Decidieron alejar el ADN muestreado y su detector 50 km, luego 100 km, después 200 km y finalmente hasta 500 km. Cada vez, los resultados fueron los mismos: la información se transmitió de forma instantánea y simultánea.
Conclusión del experimento:
- Existe efectivamente comunicación entre los pensamientos y emociones de un individuo a la materia física (en este caso su ADN)
- La información se transmite de forma instantánea sin retardo temporal.
Interesantemente, en física cuántica diversos experimentos demuestran este fenómeno de que la información se transmite instantáneamente sin retardo de tiempo y sin importar la distancia… A esto se le llama entrelazamiento cuántico.
Se han realizado muchos otros experimentos que demuestran la influencia de los pensamientos y las emociones en la materia física, entre los que destacan los de Masaru Emoto (en Japón). Pero la lista sería demasiado larga para enunciarla en este artículo.
Tercer experimento: cuando las emociones negativas ralentizan la curación…
Otro experimento científico demuestra que los pensamientos y las emociones actúan directamente sobre el funcionamiento del cuerpo humano. El propósito del experimento era ver el efecto de la ira en la rapidez con que se cura una herida.
Los científicos tomaron varias parejas (casadas). Separando a estas parejas en 2 grupos: los que tenían que hablar de una disputa dentro de la pareja de forma tranquila y pacífica y los que tenían que hablar de una disputa dentro de su pareja “desahogándose”: se permitían críticas, enfados y acusaciones.
La conclusión: el grupo que podía desahogarse con sus enfados se curaba un 40% más lento que los demás. El nivel de proteínas relacionadas con la curación era un 60% más bajo en sus cuerpos…
¿El cáncer y la ira van de la mano?
Un estudio de 10 años con 1600 pacientes mostró los siguientes resultados: el grupo de individuos que vivía con un estado negativo constante (ira, culpa) tenía un 75% de cáncer al cabo de 10 años mientras que el grupo que pensaba que la felicidad era un trabajo interior (practicando meditación y otras técnicas) sólo tenía un 1% de cáncer al cabo de 10 años.
Estos pocos experimentos muestran claramente el efecto del pensamiento sobre la materia física. Esto ha sido sólo un pequeño vistazo antes de entrar en materia: cómo utilizar deliberadamente la ley de la atracción.
Aquí hay algunos experimentos/informes que muestran la influencia del pensamiento en la materia: