La Cruz Ankh, símbolo de la vida

La cruz de ankh, también llamada la cruz egipcia de la vida, ankh cruz, llave de la vida, o simplemente el ankh, es un signo jeroglífico muy especial.

Obscuras en su origen, las dos ramas coronadas por un lazo evocan un universo místico y secreto. Mucho más que un simple hirógrafo, asociado a los dioses egipcios, el anj es en realidad un símbolo único y rico en significado.

A veces talismán protector, representación de la vida y la eternidad, o emblema de la existencia terrenal, puede entenderse de muchas maneras.

Descubre con nosotros la cruz de ankh y su fascinante metafísica….

La cruz del ankh, un extraño jeroglífico egipcio

Aspecto del ankh

¿Has observado alguna vez un ankh? Tiene forma de cruz con una larga rama vertical y otra horizontal más pequeña, rematada por un asa ovalada. Se asemeja así a una cruz cristiana, pero con el añadido de un lazo en la parte superior.

Se encuentra en varios colores, asociados a una función concreta:

  • En azul, se asocia el ankh con el cielo y el mundo de lo divino,
  • En verde, representa el Nilo y el Norte,
  • .representado en oro/amarillo, hace referencia al Sur,
  • plata brillante, se asocia a la vida terrenal,
  • por último, en plata oxidada, corresponde al mundo de los muertos.

El misterio planea…

Uno puede sentir al observar ankh, un aura oculta y mágica. Instintivamente, la cruz recocida puede evocar una llave a otro mundo. O un objeto esotérico con poderes desconocidos.

Sus turbios orígenes no hacen sino espesar el misterio en torno a este símbolo…

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Las primeras apariciones de lacruz de la vida egipcia se remontan al IV milenio a.C., en el antiguo Egipto. Más concretamente, comienza a utilizarse a partir del periodo dinástico, que va del 3150 al 2613 a.C. Se utilizó en el famoso alfabeto jeroglífico egipcio. Este último se compone de símbolos que representan diversos aspectos de la vida cotidiana y espiritual.

Sin embargo, sorprendentemente, el ankh es el único jeroglífico que no tiene un origen preciso ni un significado concreto, a diferencia de los demás signos. De hecho, parece referirse a múltiples aspectos de la existencia, tanto a nivel material como metafísico.

La cruz de ankh es especialmente visible en las representaciones pictóricas religiosas heredadas del antiguo Egipto. Estas representaciones incluyen los murales de las paredes de templos y tumbas. Está asociada a varias deidades representadas en el arte egipcio. En particular, la diosa Isis, reina de los dioses, pero también Sekhmet, diosa de la guerra o Atum, dios del sol, suelen exhibirlo en ambas manos con los brazos cruzados sobre el pecho.

Tanto ligado a la vida de los hombres como a la de los dioses, el ankh tiene, pues, incuestionablemente una dimensión cósmica y global. Además, subraya la ascendencia divina del faraón. Este último se representa a menudo, asimismo, con la cruz egipcia de la vida en la mano. Muy presente en los frescos de los espacios funerarios, especialmente a los pies del difunto, el ankh es también un símbolo de protección tanto para los vivos como para los muertos.

Los significados de la cruz anj

Símbolo de eternidad

Para comprender el significado global de la cruz de ankh, podemos fijarnos primero en la etimología de su nombre. La palabra “ankh”, o también “anokh”, significa “vida” en egipcio. Los antiguos egipcios concebían la experiencia terrenal como una fracción de una vida mayor y eterna: la del alma. Por tanto, lo más probable es que la cruz de ankh simbolice la vida en un sentido global, con su aspecto terrenal, finito, y su aspecto no terrenal, infinito.

Recordemos que esta noción de inmortalidad del alma se encuentra en muchas culturas y religiones, incluyendo el hinduismo o incluso el judaísmo. Además, es muy interesante observar que la palabra “anokh”, también utilizada en hebreo, puede traducirse como “Yo soy Dios”. El ankh estaría así entre los hombres para recordarles su naturaleza divina y eterna.

Muchos han visto la eternidad en el propio símbolo y en su forma particular. Así, la rama vertical conectaría la Tierra con el Cielo y representaría, por tanto, el aspecto divino. La rama horizontal representaría el paso efímero por la Tierra. El bucle oval simbolizaría la inmortalidad del alma o de las divinidades presentes en la tierra. Algunos también han percibido la parte cruciforme del ankh como emanando de su parte circular: sería entonces la dimensión terrenal, material, de la vida, emergiendo de su aspecto divino, inmaterial.

En esta comprensión metafísica, el ankh se sigue describiendo como la clave del conocimiento de los secretos de la vida y la muerte, aunando la eternidad del espíritu o alma como esencia fundamental (bucle), y la mortalidad cíclica del cuerpo (cruz) como envoltura temporal.

Una representación de lo masculino/femenino

¿Te has fijado en este fascinante dato? En todas las culturas existe una concepción de la vida como unión de lo Femenino y lo Masculino.

Desde el yin/yang en la filosofía china, hasta el Sol y la Luna en la tradición de yoga, las civilizaciones humanas siempre han representado el Universo como emanado de un sutil equilibrio entre un principio creativo, masculino, y un principio receptor, femenino. Los dos principios conformarían todo lo que existe, desde las piedras hasta los seres vivos pasando por las plantas.

A nivel metafísico, estas dos energías cohabitarían también en el ser humano, y ello, independientemente del género. Lo masculino se manifestaría entonces a través del pensamiento estructurado, la creación y la acción dirigida hacia el exterior, y lo femenino a través de la meditación, las emociones y la gestación de ideas.

En la tradición egipcia, lo masculino se asocia con el dios Osiris, vinculado al cielo, y lo femenino con la diosa Isis, vinculada a la tierra. La cruz de ankh constituiría un símbolo de esta comprensión universal de la vida como unión entre el cielo y la tierra, entre lo masculino y lo femenino. El bucle oval representaría entonces el útero femenino, matriz de la Vida, y la rama vertical, fálica, la creación por lo masculino. La rama horizontal formaría finalmente los brazos de los “hijos” de esta creación, los seres humanos.

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