El síndrome de la rana

En la última década más o menos el mundo del desarrollo personal ha despegado de una manera absolutamente enorme. Hay más libros sobre el tema y, sin embargo, parece que son pocos los que realmente progresan.

Aunque hay muchas razones para ello, hay un factor determinante para esta causa: ¡el índice de enseñabilidad! Y si ese eres tú, este artículo debería ayudarte bien.

El índice de enseñabilidad: la causa del fracaso

Verás, cuando compras un libro de autoayuda de 20€ te lo estás pasando en grande. Has descubierto una nueva forma de pensar y algunas ideas intrigantes.

Pero aquí está la cosa… ¿Qué hace la gente una vez que ha terminado de leer el libro? Normalmente no mucho. La causa es que su índice de enseñabilidad es sencillamente ¡muy bajo!

El índice de enseñabilidad se compone de dos variables:

  • Por un lado la disposición a aprender.
  • Por otro lado de la voluntad de aceptar el cambio.

Cuando se cumplen estas dos condiciones obtienes resultados concretos en tu vida.

En efecto:

  • La voluntad de aprender te permite descubrir y absorber nueva información.
  • Pero la voluntad de aceptar el cambio te permite ponerlo en práctica en tu vida.

Y poner en práctica la información produce resultados concretos a corto, medio y largo plazo. Pero es precisamente esta puesta en práctica lo que provoca el fracaso en la mayoría de las personas.

De hecho si es fácil leer un libro, porque en definitiva uno es más pasivo que activo, es muy diferente en cuanto a la aplicación de nuevos conceptos.

De hecho, todo es cuestión de valor percibido

Los resultados que obtienes están directamente correlacionados con el dinero que estás dispuesto a invertir. No es una regla exacta, pero muestra un patrón.

Imagina la siguiente situación:

Chantal compra un libro sobre la ley de la atracción. Se gasta 20 euros y disfruta devorando el libro. Pero 6 meses después apenas hay cambios en su vida.

Julie decide pagar un coaching privado de 2000 euros a lo largo de 2 meses para mejorar su vida.6 meses después su vida está cambiando tanto emocional como económicamente y en las relaciones.

¿Cuál es la mayor diferencia entre estas 2 personas?

Lo has adivinado: sus índices de enseñabilidad son totalmente diferentes.

En el caso de Chantal su motivación sólo le permite comprar un libro por 20 euros esperando resultados sorprendentes sin implicarse demasiado. Además, la cantidad de 20 euros indica esta falta de implicación.

Y si el dinero no es el único factor a tener en cuenta porque cada uno tiene su monedero, podemos comprobar fácilmente la implicación de Chantal haciéndole algunas preguntas como:

¿Has hecho un libro de sueños y un tablero de sueños?
¿Puede explicarnos cómo funciona la ley de la atracción?

Entonces obtendríamos respuestas muy difusas y una incapacidad por su parte para profundizar en el tema. Lo que nos diría mucho sobre su falta de implicación. De hecho, por 20 euros la mayoría de la gente (no toda) pagaba por descubrir información y no por aprenderla, y mucho menos por aplicarla.

Y de nuevo no estoy hablando de información gratuita…

Mientras que para Julie es un asunto completamente diferente. Si está dispuesta a invertir 2000 euros en coaching privado, es porque espera obtener resultados. Así que está dispuesta a invertir esta cantidad de dinero, pero también a invertir su tiempo, su energía para obtener resultados. Más fuerte aún, está dispuesta a renunciar a algunas de sus actividades favoritas para aplicar los conceptos y ejercicios de sus sesiones de coaching.

En efecto, todos tenemos 24 horas en un día, por lo que será necesario eliminar algunas cosas de su vida durante un tiempo para emplear ese tiempo en las nuevas cosas a aplicar vía coaching.

¡Punto que la persona que se ha gastado 20 euros no está en absoluto dispuesta a hacer!”

Entonces, ¿cuál es la solución?

En primer lugar, es importante autoevaluarse y ser honesto con uno mismo, ya que es fácil sufrir el síndrome de la rana. Tener los ojos más grandes que el estómago está bien en teoría, pero en la práctica no te lleva muy lejos.

Así que cuando vayas a comprar un libro de autoayuda pregúntate qué es lo que quieres conseguir.

  • ¿Es sólo lectura por placer?
  • ¿Buscas la información “mágica” que resolverá todos tus problemas?
  • ¿Se trata de información concreta para resolver un problema específico?
  • Si es así, ¿cuál es su problema?
  • Entonces, ¿cuál es su motivación para aplicar los conceptos que descubrirá?

Una vez leído el libro, pregúntate:

  • En todo lo que he leído, ¿qué quiero aplicar? Repase los distintos consejos, conceptos o ejercicios del libro y vea cuál o cuáles le apetece poner en práctica.

Una vez más, no muerdas más de lo que puedes masticar, es mejor aplicar un concepto correctamente y convertirlo en un hábito que querer aplicar 10 a la vez y abandonar en 2 semanas.

La idea de estas preguntas es ser fiel a ti mismo.  Avanzarás mucho más rápido siendo honesto contigo mismo al tener los ojos más grandes que el estómago.

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